Reabierto el culto público, las parroquias se afanan en cumplir al extremo con todas las normas de seguridad establecidas por razones higiénicas. A la entrada, geles hidroalcóholicos desinfectantes, guantes y mascarillas. Los sitios que pueden ocuparse y los que no, señalizados de diversas maneras, con mascarillas, sin saludo de la paz, sin tocar imágenes...