San Babilés es el patrono de Boadilla del Monte y tiene su imagen en esta iglesia mudéjar.
La Iglesia parroquial de san Cristóbal
está situada sobre una elevación del terreno, en el corazón del casco
histórico de Boadilla. Su núcleo arquitectónico data del siglo XIII y
presenta tres naves, con clara influencia mudéjar, separadas por arcos
sobre pilares y techumbre de madera y cabe¬cera con ábside semicircular,
posiblemente ampliado en fecha posterior a la construcción original.
Destaca su campanario, de base maciza, lo que tal vez permite pensar en
la reutilización de una atalaya.
En
el lado del Evangelio se encuentra la capilla barroca de los González de
Uzqueta, señores de Boadilla en la segunda mitad del siglo XVII y
fundadores del Convento de la Encarnación.
Durante
la Guerra Civil el edificio sufrió una destrucción parcial, por lo que,
en 1944, se reconstruyó la torre, la cubierta, las dos sacristías y la
capilla del siglo XVII. Se urbanizó además la plataforma de la iglesia y
se añadió el pórtico que rodea la iglesia y un gran coro que ocupó
buena parte de la nave central. Este coro fue eliminado en la última
restauración realizada entre 2006 y 2009, en la que se ha buscado
recuperar las características originales del edificio.
San BabilésPatrón de Boadilla del Monte
Según algunas leyendas, San Babilés fue obispo de Pamplona en la desgraciada época en que aquella capital
del reino de Navarra cayó en poder de los moros. El ilustre Prelado, al ver la destrucción
de su iglesia y el furor con que la morisma perseguía a todos los sacerdotes y de haber predicho la ruina de España por los pecados de los hombres,
decidió retirarse a Toledo donde sabia que los moros permitían a los cristianos
mozárabes el ejercicio y la práctica libre de la religión, como contrapartida
a los elevados tributos que les imponían.
San Babilés vivió tiempo en la Ciudad Imperial, desde donde se trasladó
a la villa de Odón (actual Villaviciosa de Odón) con dos hermanos que le acompañaban. Allí eligió
como residencia una ermita poco distante del pueblo (actual Boadilla del Monte), para entregarse de lleno a los rigores de
una penitencia sin limites, en la que la oración le ocupaba días y noches enteras.
Debido a su gran cultura, su vida y carácter de ermitaño se conoció al poco tiempo por toda la comarca y las gentes, atraídas por su eminente virtud, acudían a visitarlo para pedirle consejos y bendiciones. Tales hechos, al propagarse más ampliamente, incitaron a muchos vecinos cristiano-mozárabes a enviar a sus hijos a la ermita para que San Babilés les instruyera tanto en los rudimentos literarios como en la doctrina cristiana.
Los almorávides, conocedores de estas enseñanzas,
reaccionaron violentamente y se presentaron en la ermita dando muerte a
San Babilés, a sus dos hermanos y a ochenta niños cristianos que, en
aquellos momentos, se encontraban con el Santo. Tal masacre ocurrió el 30 de octubre del año 815,
y en esa fecha, desde ese año, se tributa a San Babilés el culto debido
a un mártir, mediante una peregrinación al lugar a través del cerro,
llamado de la ermita.
La hermandad de San Babilés es una cofradía del siglo XV que aún persiste en Boadilla del Monte.
La existencia de nuestro san Babilés ha sido puesta
en entredicho por algunos expertos, para los cuales solo ha existido con
esté nombre el san Babilés de Antioquía (siglo III), que murió a manos
del emperador romano Decio.
Conforme a la tradición, en el lugar de los hechos se
levantó una ermita que, con el paso de los siglos, se fue
desmoronando. Sin embargo la cripta, en la que supuestamente se
encontraba el cuerpo del santo y de los niños, se mantuvo visible hasta
la Guerra Civil. La arqueóloga Miriam Fonseca afirma que algunos vecinos
octogenarios de Boadilla recuerdan haber visto la cripta durante su
infancia. Rememoran una gran cúpula subterránea, con escaleras, y muchos
nichos.
A mediados de los años 80, una excavadora que
trabajaba en el lugar de la antigua ermita, se encontró con unas grandes
piedras y un hundimiento del suelo. Se encontró entonces un gran hoyo
con el esqueleto de un niño, según Fonseca. Los huesos fueron entregados
al entonces párroco de Boadilla, que perdió el osario poco después.
La Consejería de Cultura realizó a principios de
1997 una peritación de la zona, como paso previó y obligatorio para que
la Comunidad de Madrid autorice el trazado de la M50
por el lugar. Encontrando diversos vasos, cuencos, cerámica y monedas
de la época visigótica y moderna (siglos XVI al XIX). Los expertos de
cultura están convencidos de que en la zona se haya un cementerio de la
época visigoda.
Con todo ello se ha modificado el trazado de la M-50 para que no pase
por la zona y la Consejería de Cultura a anunciado que continuará con
los trabajos de desenterramiento y peritaje.
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