jueves, 30 de marzo de 2017

Misa de Acción de Gracias por los nuevos Beatos en la Catedral de Almería. Domingo de Laetare.

 El bellísimo altar plateresco de la Catedral de Almería, inserto en el ábside de las 3 naves de un purísimo gótico, acogió las reliquias de algunos de los 115 mártires beatificados el día anterior en Aguadulce. Tratándose de Domingo de Laetare, adornaron las flores rojas, como la sangre derramada, y sonó el órgano. Todo está bien pensado en la liturgia tradicional de la Iglesia Católica.

 Los 115 mártires vienen a unirse a los beatificados en 1993, los Obispos de Almería y Guadix, Diego Ventaja y Manuel Medina, junto a varios lasalianos. Tienen una Capilla y la lápida es expresiva, aunque en latín, fueron muertos por los marxistas, por odio a la Fe y a la Patria.
 El clero celebrante salió de la sacristía en procesión por la girola, con cruz alzada al frente.
 Presidía el Obispo de Almería, Monseñor Adolfo González Montes, que iba impartiendo la Bendición. Usó el morado de Cuaresma, no el rosado propio del Gaudete, que sí lucieron en las dalmáticas Diácono y Subdiácono.
 En el Presbiterio se situaron varios de los sacerdotes. Pero como el espacio era insuficiente para tantos, otros se situaron a ambos lados del Altar mayor.
En esta Catedral tienen la buena costumbre de usar los púlpitos en los lados para la Epístola y el Evangelio. En el sitio de la Epístola se leyeron Antiguo Testamento, Salmos y Epístola.



 En el lado del Evangelio se leyó el del día, después de incensar convenientemente, por parte del Sacerdote Diácono, con dalmática.
 La Catedral estaba llena de fieles que siguieron con gran atención toda la ceremonia, participando en algunos de los cantos, aunque coro y orquesta protagonizaron la mayor parte.
 El espléndido órgano, en toda su magnificencia.
 El crucero deslumbra con su gótico nervado.
 La portada de acceso al claustro es notable.
 Como el escudo episcopal que adorna la entrada a la sacristía.


 Antes de empezar el Sacrificio Eucarístico, incensación del Altar y también del relicario de los mártires, la imagen de la Virgen y el Crucifijo.
La Comunión, masiva, pero pronto repartida por el buen número de sacerdotes presentes. Algunos la recibieron de rodillas, no obstante la incomodidad.

 Terminada la ceremonia, el Prelado almeriense se retiró visiblemente satisfecho.
 Se interpretó el nuevo Himno de los Mártires, con letra del Canónigo D. Juan Torrecilla, en la imagen.
 Una aproximación a la sillería del coro nos permite apreciar su armonía y belleza.
 No digamos nada del espléndido trascoro, de un barroco elegantísimo.
 La Catedral, pese a ser también una fortaleza, tiene una gran plaza delante que le da muy buena visibilidad.
 La maciza torre exhibe el cartel de los 115 mártires, mientras abajo se mantiene sereno el Obispo mártir, Diego Ventaja Millán, impeturbable sobre su pedestal.
Enfrente de la Catedral, el Palacio Episcopal, engalanado para la ocasión. Del mismo lugar colgaron prendas femeninas los rojos para intentar desacreditar al Obispo mártir, como si conviviera con alguna mujer.

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