Los jóvenes de la Diócesis de Alcalá de Henares han hecho una peregrinación penitencial desde Alcalá hasta el Camposanto de los Mártires de Paracuellos del Jarama. Tras andar, entre cánticos y oraciones, varios kilómetros, en la entrada se les unió el Prelado de la Diócesis, Don Juan Antonio Reig Plá. También estuvieron algunos miembros de la Hermandad que cuida de este lugar sagrado y su Presidente, José Calle.
Caía la tarde en "La Catedral de los Mártires", como dice de este inmenso y sobrecogedor cementerio, cuajado de siervos de Dios ya beatificados, al pie del cerro marcado por la Cruz. Hubo una merienda con chocolate y churros, para reponer fuerzas.
Se celebró después un impresionante Vía Crucis, recorriendo el viejo camino, el mismo camino que recorrieron los mártires en sus últimos pasos en esta tierra. Mártires que sigue habiendo. Como los de Oriente Medio, África y Asia, por los que se rezó especialmente y sobre los que hubo una exposición audiovisual en la Capilla.
Y la Santa Misa, que terminó con el Santísimo en la Custodia y Bendición solemne. Y la HOMILÍA, sí, con mayúsculas, en negritas y para grabar con letras de oro, de Don Juan Antonio. Sin papeles, directa, con una voz agradabilísima, fluyendo clara, fresca y limpia como las aguas de un manantial, como el agua viva que recibió la Samaritana del Evangelio del día. Verdades, emociones, historia, catecismo, actualidad.
En el verbo de Monseñor Reig todo fluye con una naturalidad pasmosa, y sin un texto escrito aparece todavía mejor y los oyentes no pierden la atención ni un segundo. Sabe conectar con todos, jóvenes y mayores.
¡Qué difícil lo tenéis los jóvenes de ahora! Nadie os enseña estas verdades en colegios e institutos, todo se cambia, se quiere tergiversar, ahora quieren cambiar los nombres de las calles.
Aquellos tiempos en los que se gritaba ¡Viva Rusia! y ¡Muera España! y cuando estos mártires morían gritando ¡Viva España! y ¡Viva Cristo Rey! Era una expresión clara de patriotismo y de fe.
¿Os imagináis que nos fusilaran así a nosotros?
Quieren que nos callemos, que no demos testimonio de la verdad, que no recordemos. Pero nosotros estamos urgidos por Cristo a dar testimonio y en ello encontraremos nuestra vocación y nuestra felicidad.
Desde lo alto de la entrada, la copia del famoso cuadro de los fusilamientos que se hallaba instalado en el Museo del Ejército y que ahora está oculto. Rezaba "Españoles, perdonad, pero no olvidéis".
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