domingo, 6 de marzo de 2016

Misa en la Catedral de los Mártires

 Quizá el santuario maritirial más grande del mundo. Unos 5.000 asesinados en 1936, en un mes, por el delito de ser católicos principalmente, además de patriotas o de partidos que se oponían al Frente Popular, responsable de los crímenes. Muchos, niños, para que no dejaran constancia de quiénes habían sido los facinerosos que se habían llevado a sus padres. Un centenar de ellos, de varias órdenes religiosas, ya han sido beatificados por la Iglesia. Por eso el Obispo de Alcalá, Monseñor Reig, ha definido este lugar como "la catedral de los mártires".


 Aunque hay ocasiones, como la visita anual del Obispo, en las que se congregan cientos de fieles, también acuden peregrinaciones de muchos lugares. Y cada primer domingo de mes, a las 12 del mediodía, se celebra la Santa Misa.
Concelebraron el Padre Manuel Liébana Peinado, antiguo consiliario de la Hermandad de los Caídos de Paracuellos, que ejerció más de 30 años y ha cumplido ya los 90. Le acompañó un agustino del Escorial, profesor universitario en excedencia, siendo los agustinos la orden religiosa con más mártires en este Camposanto.
El Padre Liébana hizo una homilía larga, que no aburrió ni un segundo. Ocurrente, lúcido, gracioso y soltando las verdades cristianas a puñados, sin que faltaran referencias a los epígonos actuales de los verdugos de entonces, pero sin una pizca de odio ni resentimiento.

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