Misa en el Monasterio de Santa María de Leyre. Unos 15 cistercienses en la función, 9 de ellos concelebrantes. Todo es pausado, armonioso, sin prisas. Los cantos latinos realzan el grave espíritu religioso del lugar, solemnizando el acto.
La homilía también es sencilla, sobre la misericordia, el perdón y la oportunidad de acercarse a la confesión. Parece ser que en Navarra el único que se moja es el Obispo.
Unas 50 personas asisten al santo sacrificio. Hay que tener en cuenta que se se encuentra bastante alejado de cualquier población.
El Monasterio no es de los más espectaculares que pueblan nuestra geografía patria, pero tiene todo el empaque de un viejo lugar, de tradición multisecular.
Aunque conserva una urna con restos de reyes navarros, la Reina del lugar es la Santísima Virgen, que preside en imagen desde el Altar Mayor.
1 comentario:
Qué maravilla.
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