miércoles, 17 de mayo de 2017

El Papa Francisco beatifica a Francisco y Jacinta Martos en Fátima en el Centenario de las apariciones

 Francisco y Jacinta Martos, videntes de Fátima junto a Lucía, han sido canonizados por el Papa Francisco en el Santuario de Fátima, justo al cumplirse 100 años de la primera aparición, el 13 de Mayo de 1917. La Virgen Santísima apercibió a los niños de los graves males que amenazaban al mundo y a la Iglesia, como la aparición del comunismo ese mismo año, apoderándose de Rusia, extendiéndose a muchos países en cruentas guerras. Para remediarlo, la Madre de Dios pedía oración y penitencia, particularmente el rezo del Santo Rosario, y la Consagración del mundo y de Rusia a su Corazón Inmaculado, que debían hacer el Papa y todos los Obispos del mundo.
Los prodigios y milagros acompañaron las apariciones y no han cesado desde entonces.


 El sábado por la noche una ingente multitud se reunió en la explanada del Santuario para rezar el Rosario con velas encendidas, una imagen que se repite año tras año, pero que esta vez estaba realzada por la visita del mismísimo Vicario de Cristo, el Obispo de Roma, el Sumo Pontífice, Su Santidad el Papa Francisco I.




 El Papa, acompañado de muchos cardenales y obispos, rezó el Rosario desde la Capelinha, el sitio exacto donde se produjeron las apariciones desde el 13 de mayo al 13 de octubre, excepto en agosto, que habiéndoseles prohibido ir, recibieron la visión del Ángel en una zona próxima.
La novedad de este año ha sido el Rosario gigante, de 26 metros, colocado en el lado opuesto de la Basílica, iluminado de noche, obra de la artista portuguesa Joana Vasconcelos.
 El Papa fue recibido en el aeropuerto por el Presidente de la República Portuguesa, que besó su mano.
 Francisco visitó también las tumbas de los dos pastorcillos que iba a canonizar.
 Sorprendió el raro Cristo que presidió la ceremonia, una mezcla de Crucifixión y Resurrección.
 Como también la Custodia con la que impartió la Bendición con el Santísimo Sacramento.

No menos rara fue la imagen de la Virgen y los 3 pastorcillos. Modernidad y espiritualidad no se llevan muy bien, a lo que se ve.
La Imagen de Nuestra Señora de Fátima fue transportada a hombros para ser colocada en el altar y para volver a la Capelinha.
 El Papa también se dio su baño de multitudes. Al menos 1 millón de peregrinos, superando fronteras, kilómetros, falta de aparcamiento y mucho camino para llegar, se encontraron en el Santuario.
No faltaron las banderas argentinas, pronto reconocidas por el primer Papa argentino.
 Pero se vieron muchas otras de medio mundo, 55 países en total acreditados oficialmente, posiblemente algunos más por su cuenta.




Y no podía faltar la española más auténtica y genuina, la que luce orgullosa el Águila de San Juan, símbolo de su catolicidad.


También los atuendos reflejaban la piedad, la variedad, la unidad en la diversidad, de todos los hijos de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra.

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