sábado, 20 de mayo de 2017

El Cardenal Osoro preside la Fiesta de San Isidro Labrador

 Su Eminencia Reverendísima Don Carlos Osoro Sierra, Cardenal Arzobispo de Madrid, ha presidido las celebraciones litúrgicas de la Festividad de San Isidro, Patrono de Madrid y de los agricultores.


 El Cardenal Osoro estuvo acompañado de su Obispos Auxiliar, Su Ilustrísima Monseñor Don Juan Antonio Martínez-Camino. Concelebraron también el Rector de la Colegiata de San Isidro, el Vicario de zona y otros sacerdotes.
 La homilía del Sr. Cardenal puede leerse íntegra en la página de la Archidiócesis: http://www.archimadrid.org/index.php/oficina-de-informacion/noticias-madrid/item/9019021-san-isidro-nos-recuerda-que-la-caridad-de-cristo-es-lo-mas-importante
Como resumen:
Custodiar, dejarse sorprender y vivir la caridad de Cristo: un reto que nos propone hoy san Isidro Labrador. Que todos los madrileños tengamos un poco de san Isidro. Preguntaos: en esta gran ciudad, ¿qué aporto yo de san Isidro, nuestro patrono? Cambiemos la ciudad. Jesucristo se va a hacer presente en la Eucaristía. Acogedlo como san Isidro. Así no tendremos la tentación de quitar a nadie de nuestro lado; al contrario, somos como Jesús y con Jesús. Tenemos su mismo nombre: Amor. Dejémonos podar por Él para dar más fruto. Amén.
Al principio se refirió a la influencia del santo en todo el mundo, incluida América Latina, desafortunada e injusta sustitución de la la gran resultante de la obra de cultura y evangelización del Nuevo Mundo, que es propiamente La Hispanidad o Hispano-América.
El discurso, con voz potente y enérgica, en su línea habitual, espiritualista sin concreciones humanas, sin referencia a los grandes problemas y desafíos que vivimos. Así lo señalaba un comentarista en "Religión Digital":
 "Voz de trueno, tono incendiario, mitin y arenga.
Pero como no hay enemigo, como todo el mundo es bueno, como todos nos salvamos, queramos o no, todo es fuego de pólvora, sin bala que disparar ni blanco sobre el que hacerlo.
No hay 300 inocentes asesinados cada día, no seducen al pecado y al mal, no destrozan las familias, no hay corruptos forrándose, no hay suicidios, no hay sacrilegios, no hay droga, ni delincuencia, ni paro, ni mentiras sin cuento.
Pero se agradece que se lleve a sus amigos politicastros a la Pradera."
 Cuando los profetas se vuelven mudos, aunque digan muchas palabras y muy bonitas, nos quedan los Salmos, como el de la Lectura propia del día:
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
 No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.

El templo abarrotado, como siempre, pese a la ausencia, para nada lamentada, de los políticos de relumbrón. La coral, perfecta.
Qué bien resonaron cantados en latín las viejas peticiones del "Anima Christi", tan gratas a San Ignacio de Loyola, que las incluyó en sus Ejercicios Espirituales. Esta iglesia fue de la Compañía de Jesús hasta su inicua disolución y expulsión por Carlos III con su Pragmática Sanción de 1767. Este cuadro de San Francisco de Borja ante el cadáver de la Emperatriz Isabel de Portugal, esposa del Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salva me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Jesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te,
in saecula saeculorum.
Amen
Por fin, para terminar, el Himno a San Isidro, Glorioso Patrón de Madrid.
 S.E.R. binó en la Festividad, celebrando también en la Pradera de San Isidro, ante la Ermita del Santo.
Allí pudo saludar a las jefas de la Comunidad y del Ayuntamiento, Cifuentes y Carmena, muy cómodas con los modos de hacer y decir de Su Eminencia.
Y por la tarde, la procesión por las calles del centro próximas a la Colegiata.

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