La provincia de Murcia destaca entre las españolas por su devoción al Sagrado Corazón de Jesús, manifestado de varias formas, como sus monumentos erigidos a lo largo del siglo XX. El más importante de ellos, el de Monteagudo, junto a la capital, visible en muchos kilómetros a la redonda, sobre un cerro y un castillo derruido. Erigido en 1925, fue volado por los rojos en la guerra, dañando también el castillo y estando a punto de hacer perecer al pueblo situado debajo. Fue reedificado en 1951 por Anastasio Martínez, escultor y arquitecto. Hijo y padre del mismo nombre, fueron los autores de varios de estos monumentos.
A los pies, un panel informativo explica la historia del monumento y también del castillo, que formaba parte de un entramado de castillos que defendían esta taifa en tiempos de los árabes.
También es notable el Monumento del Puerto de Mazarrón. Como en muchos otros, en el pedestal aparece un altorrelieve con el Inmaculado Corazón de María.
Este sí es accesible a todos y hasta él llegan peregrinos y se hacen algunas ceremonias.
Otro es el de Abanilla, de 1946, obra también de Anastasio Martínez, entre los restos de una antigua alcazaba musulmana.
Grandioso también es el de Totana, que preside la Sierra de Espuña, y al que se llega por un sendero con un magnífico Vía Crucis de piedra con figuras de tamaño natural, obra del mismo escultor, Anastasio Martínez Valcárcel.
El de Ulea es de Nicolás Martínez Ramón y se construyó en 1947. Domina el Valle del Ricote.
Más modesto, pero a pie de calle, este reciente monumento al Sagrado Corazón en Casillas, donde la Parroquia ostenta el mismo nombre, prolonga la tradición corazonista en esta provincia de Murcia durante el siglo XXI.
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