viernes, 18 de octubre de 2019

Misa en el Tibidabo

 Misa en el Tibidabo. En el Templo Expiatorio de España, erigido en Honor del Sagrado Corazón de Jesús por inspiración de San Juan Bosco, que visitó Barcelona a finales del siglo XIX y al que regalaron este monte para sus iniciativas apostólicas. Y él, mirando al cielo, dijo Tibi Dabo, Dómine. A Tí te lo doy, Señor. De donde le viene el nombre.
Levantado trabajosamente, fue convertido en polvorín por los rojos cuando la guerra y destrozada la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Durante el Régimen de Franco fue terminado con todo su esplendor actual.
El arquitecto fue Enrique Sagnier, continuado por su hijo José María Sagnier. La fachada estaba decorada con un mosaico de Zuloaga representando la Santísima Trinidad, que destruyeron los rojos. En su lugar está el mosaico que preside este blog de ADVENIAT HISPANIA, que representa a la España Católica postrándose ante el Sagrado Corazón de Jesús.


 Una vidriera representa la tentación del Demonio a Cristo, ofreciéndole el mundo (TIBI DABO) si se postra ante él y le adora. De donde viene el nombre del Santuario.
 Aunque a la hora que fuimos sólo estaba prevista una misa en la Capilla de la Adoración Perpetua, tuvimos la suerte de encontrarnos con una peregrinación de la Diócesis de Getafe, arciprestazgo de San Martín de Valdeiglesias. Con ellos y el resto se celebró la Santa Misa en la cripta, que en la práctica es el templo que más se utiliza, pues el principal, situado encima, apenas tiene uso.


 La capilla de la Adoración Perpetua, primera que se dedicó en Barcelona a tan santo propósito, es un espacio muy acogedor.
 En ella se renovó la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, con la misma fórmula que se empleó en el Cerro de los Ángeles hace unos meses para celebrar el Centenario de la primera Consagración en 1919.
 Hay 4 misas a diario y 6 misas los domingos y festivos, lo que da idea de la gran devoción que hay en este santo lugar.
 Encima, el templo principal, donde también se encuentran los escudos de las naciones hispanoamericanas.
 Subiendo trabajosamente por las escaleras nos encontramos un escudo de Castilla y León labrado enpiedra.
 Y en la antigua capilla una lápida deja constancia, así como otra de la altura en la que nos encontramos.
 Pero todavía se puede subir un poco más, casi hasta los mismos pies, hasta la peana de la estatua del Sagrado Corazón de Jesús: ¡En Vos confío!
 La ciudad de Barcelona, como toda España, a sus pies, protegida por sus brazos amorosos.
Y abajo, el bullicio de la gente, que viene al parquecillo de atracciones y a las cafeterías del lugar, por lo que no es raro que entren en el templo, junto a numerosos turistas y peregrinos que acuden a contemplar un sitio tan privilegiado y lleno de significado.

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