Tras cruzar el umbral, nos recibe el Papamoscas, que toca las horas abriendo la boca y moviendo el brazo una vez por cada hora. Simpático y popular reloj que todos los turistas quieren ver.
El Papamoscas soy yo
y el Papamoscas me llamo,
este nombre me pusieron
hace ya quinientos años.
Desde esta ojiva elevada
contemplo la gente loca
que corre apresurada
para verme abrir la boca.
Y que contentos me miran
sin cansarse de esperar;
a los listos y los tontos
los engaño de verdad.
Porque no es el Papamoscas
el que sólo hace la fiesta,
también los que estáis abajo
y tenéis la boca abierta.
Se celebra bien y con unción. Antes, se reza el Santo Rosario. Se bendice a los peregrinos, pues forma parte del Camino de Santiago.
Muy cerca, el Arco de Santa María, que da entrada a la ciudad antigua, a la vera del río Arlanzón. El Cid, las Huelgas Reales, la Cartuja, el antiguo Hospital del Rey, hoy universidad, iglesias de San Lesmes, Santa Gadea y San Miguel, el Seminario y el Castillo, la plaza Mayor, palacios, calles y conventos conforman una ciudad monumental y medieval, que fue capital de Castilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario