domingo, 9 de julio de 2017

L Aniversario de la Renovación Carismática Católica en España. Misa multitudinaria en el Pabellón Arena

 
 Se ha celebrado la Asamblea Nacional de la Renovación Carismática Católica en España, coincidiendo con los 50 años de su fundación. Cuántas cosas buenas se fundaron en aquella tan denostada época. A tal fin se han desarrollado una serie de actos, conferencias, catequesis, exposiciones y misas durante 3 días, del viernes 7 al domingo 9 en el Pabellón Arena de la Casa de Campo de Madrid.


 El domingo, con la presencia de unas 2.000 personas y 35 sacerdotes, se celebró la Santa Misa, presidida por el Cardenal Arzobispo de Madrid, Don Carlos Osoro. Anunciada a las 12, se retrasó un tanto y terminó a las 14,30 h. sin que decayera el espíritu de participación y entusiasmo que caracterizan a este movimiento, una de las nuevas realidades eclesiales.
 En primer lugar intervinieron varios niños, representando virtudes y el beneficio que con ellas se alcanza.
 Después fueron los jóvenes quienes dieron su testimonio, teatralizado y musicalizado, bailado y gestuado con gran acierto.
 Canto de entrada, Kyries, Gloria y Aleluyas. Muy destacada la intervención del salmista, por su musicalidad y su voz, consiguiendo la participación masiva y ordenada de la Asamblea.


 Predicó el Cardenal Osoro. Sobre el Espíritu Santo, al que debemos abrirnos para que podamos comunicar con todos los hombres, transmitiéndoles el amor de Dios, porque Dios ama y es tierno con todas sus criaturas. Más que las palabras o las fórmulas, la presencia, el testimonio, la cercanía, son nuestros instrumentos para llevar a Dios a los hombres y así hacer un mundo mejor.
 Tras el Ofertorio, los sacerdotes que llenaban los bancos de la derecha más próximos al Altar y que no cabían en el improvisado presbiterio, concelebraron desde abajo, semirodeando el Altar.
 La pantalla gigante acercó a los más alejados físicamente las imágenes y ayudó a los himnos con la letra de los cantos.
 Terminada la ceremonia, el Cardenal Osoro se retiró saludando a los fieles que querían tocarlo y decirle algo. Un pequeño baño de multitudes.

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