miércoles, 22 de noviembre de 2017

El Obispo de Alcalá visita el Camposanto de los Mártires de Paracuellos y notifica la concesión de indulgencia plenaria cada primer domingo

 Monseñor Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares, ha efectuado su visita pastoral a la "Catedral de los Mártires", el Camposanto de los Mártires y Caídos de Paracuellos del Jarama. Concelebró con varios superiores de congregaciones religiosas y otros sacerdotes.
El Señor Obispo comunicó la concesión por Roma de la Indulgencia Plenaria cada primer domingo de mes de forma ordinaria, visitando el camposanto y cumpliendo las demás condiciones que exige la Iglesia, aparte de otras veces especiales que podrá conceder él mismo.
Su homilía puede leerse íntegra en la web de la Diócesis: http://www.obispadoalcala.org/noticiasDEF.php?subaction=showfull&id=1511183485&archive=

Entre otras cosas, dijo:
Los 143 beatos, y los que están en camino, hacen de este lugar un santuario que nos invita a la peregrinación para recibir el aliento de quienes nos precedieron en el itinerario hacia el Cielo.
 Para todas las Congregaciones religiosas cuyos beatos están aquí enterrados, para todas las familias de los caídos, para nuestra diócesis de Alcalá de Henares y para toda España, éste es un lugar significativo que merece el respeto por parte de todos, la veneración y el culto con el que honramos a los beatos, y al mismo tiempo lugar de peregrinación de los creyentes...
 Esta mujer fuerte, que el salmo describe como parra fecunda y a los hijos como brotes de olivo, bien podemos referirla a España. Las naciones, como las personas, están guiadas por la Providencia de Dios y tienen asignada una misión que cumplir en la historia. Si repasamos sin prejuicio nuestra historia, no nos resultará difícil comprender que España ha sido llamada, elegida para transmitir la fe católica a las naciones, como refiere el profeta Isaías: “Enviaré supervivientes a las naciones [….] ellos anunciarán mi gloria” (Is. 66,19). Como madre feliz de los hijos mártires que hoy veneramos, España puede reconocerse en esta mujer fecunda y afanosa en la propagación de la fe. Todos sus hijos, como brotes de olivo, están llamados a sentarse alrededor de la mesa del Señor y propagar la paz representada en el olivo y en el fruto de la parra fecunda, llamado a convertirse en la Sangre de Cristo que nos purifica y vivifica.
¿Acaso no fue éste el afán del Cardenal Cisneros, de quien hemos celebrado los quinientos años de su muerte, y quien procuró extender la fe en el norte de Africa y envió misioneros al Nuevo Mundo? Gracias a este Siervo de Dios, y en comunión especialísima con la Reina Isabel,  España conoció la reforma religiosa, fortaleció la formación del clero y se vio libre de la herida que con Lutero dividió la cristiandad.
 Los mártires de Paracuellos supieron negociar sus talentos como nos recuerda el Evangelio. Paro ello no sólo presentaron al Señor sus cualidades acrecentadas y sus obras, sino que ofrecieron sus personas como holocausto de alabanza a Cristo Rey. Ellos, como Cristo, fueron granos de trigo que cayeron en la tierra y la fecundaron. Sus frutos son la fe de nuestro pueblo que sigue su estela de luz.
 Dejar de ser testigos de Cristo y dejar de anunciar el Cielo sería la peor injusticia y la peor pobreza para España, que ha recibido de Dios la misión de propagar la fe.
 Se hizo la procesión eucarística bendiciendo cada fosa. Esta vez el Señor Obispo sólo pudo hacerlo en la primera fosa, por estar mal de una rodilla. Continuó Don Manuel, el consiliario de la Hermandad.




2 comentarios:

Cidcervantes dijo...

TAMBIÉN ROMA TUVO CULPA EN LO DE LUTERO.

Adveniat dijo...

La culpa es del hereje. No del ortodoxo. La culpa es del delincuente, no del juez.