Ermita de la Virgen del Llano, en Aguilar de Campoo, junto al pantano, entre inmensos pinares y preciosos parajes naturales, obra conjunta del Creador y del Caudillo católico de España que hace justo 50 años los construyó.
Pero el celebrante no se acordó de ese aniversario, de esos 50 años de cuando había paz y prosperidad, y moralidad y respeto a la Iglesia Católica, cuando no se mataba a los niños antes de nacer por cientos de miles. El celebrante se acordó del sueño de Martin Luther King, que también se cumplían 50 años del discurso donde lo dijo. Manda huevos, que diría uno del Opus, glorificar a otro Rey que no es Cristo Rey, sino el que lleva copiado el nombre de un heresiarca de triste recuerdo, origen del protestantismo y protestante como él.
Ese sueño mereció el recuerdo y la predicación del celebrante, aunque ese sueño haya terminado convirtiéndose en una pesadilla, en una orgía de violencia y desigualdad social, en una masacre de niños inocentes no nacidos.
¡Qué paciencia hay que tener!
¡Señor, Señor!
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