lunes, 26 de noviembre de 2012

Historia de la Fiesta de Cristo Rey en Méjico



Historia de la Fiesta de Cristo Rey en Méjico


Durante el pontificado de Pio X los obispos mejicanos pidieron a su Santidad su beneplácito para ornamentar las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús colocando en la cabeza la corona  y el cetro en las manos, insignias de la humana realeza. Su propósito era reconocer y proclamar a Jesucristo Rey de Méjico y del mundo, el día de la Epifanía del Señor, en la cual aparece su gloria al postrarse a sus plantas los Magos ofreciéndole el oro y así reconociendo su imperio y dominio absoluto de todo el universo, el incienso para reconocer su divinidad por medio del sacrificio y adoración y con la mirra mostrar su santa humanidad.
A todo esto su Santidad dio respuesta favorable diciendo: “Nos habéis presentado un proyecto mas honroso para vosotros… Habéis resuelto consagrar el próximo  6 de enero de 1914 al mismo Corazón Divino, Rey Inmortal de los siglos, la Republica de México. Y para dar mayor solemnidad a esta consagración, determináis decorar las imágenes del Corazón de Jesucristo  con las insignias de la realeza. Mas como quiera que el Rey de la Gloria Eterna haya sido ornado con corona de espinas, la cual, más hermosa que la de oro y piedras preciosas, es a saber que la corona y el cetro deberán colocarse al pie de la sagrada imagen…”
Y tan esperado día llegó, se inicio con la solemnidad e inmediatamente el Señor Arzobispo Don José Mora y del Rio bendijo la corona y el cetro.  Prosiguió la Misa Pontifica, la proclamación del Evangelio, desfilaron las representaciones de todas las sociedades religiosas llevando su tan simbólicas ofrendas: oro incienso y mirra, el momento más emocionante y lleno de éxtasis en las almas fue cuando Monseñor  tomó y coloco a los pies de la imagen el cetro y la corona y se rezó el Acto de Consagración prescrito por el Papa León XIII. Y por primera vez se escucho el grito épico de ¡VIVA CRISTO REY!
Los estudiantes católicos mexicanos (después llamados A.C.J.M.) conmovidos por el triunfo moral que significaba aquella consagración pensaron salir a las calles y allí proclamar la realeza de Cristo.
Planearon todos los pormenores y la fecha seria el día domingo 11 de enero de 1914, el Partido Católico invito desde la publicación de su periódico para que todo el pueblo mexicano efectuara el gran homenaje. El arzobispo de Guadalajara Mons. Francisco Orozco y Jiménez organizó en su Diócesis las solemnidades con las que habrían de proclamar el reinado de Cristo Jesús.
Se programó una peregrinación que partiendo de la Catedral hacia el santuario de Guadalupe, de allí hacia el templo de Mexicaltzingo, para culminar en el lugar de salida. Una inmensa multitud cubrió íntegramente el trayecto de la peregrinación.
Años más tarde Mons. Emeterio  Valverde y Tellez, obispo de León, tuvo la idea de levantar el monumento a Cristo Rey en la cima del Cerro del Cubilete, centro geográfico de la República. Se eligió el 11 de Enero de 1923 para la ceremonia y fue invitado para bendecir y colocar la primera piedra Mons. Ernesto Philippi Delegado Apostólico. El monumento fue dinamitado el 30 de enero de 1928 en la persecución Cristera (1926-1929). El actual monumento fue bendecido el 11 de diciembre de 1950.
La masonería en su fiesta llamada de fuego celebrada en New York el 28 de Diciembre de 1923 había acordado la expulsión del delegado apostólico de Méjico y la suspensión definitiva del monumento.
Mons. Philippi fue expulsado de Méjico y el pueblo mejicano enardeció mas su amor hacia Cristo Rey. Los prelados y asociaciones católicas se comunicaron para que al respecto el comité general de la A.C.J.M. (fundada por Bernardo Bergoend S.J.) publicara en su Boletín de Institución “Juventud Católica” en su sección dedicada a exponer la consigna de cada mes (publicación donde todos los acejotaemeros debían dedicarse ese mes), que a la letra decía:
 “¡Viva Cristo Rey!
En la consigna para el mes de octubre, el comité general recordaba a sus lectores que la causa principal de los males que aquejaban actualmente al mundo se debe buscar en la apostasía de las naciones; y que solo en Cristo pueden encontrar fundamento de estabilidad. El secretario Internacional de la Juventud Católica uniendo la voz a muchos Arzobispos y Obispos acaban de manifestar a la Santa Sede una petición, rogándole se sirviera establecer una fiesta litúrgica de Cristo Rey Universal de las naciones.”
En el texto que se manda al Santo Padre se leen algunas consignas como:
“…Considerando que el orden social no puede establecerse más que en el principio reconocido de la autoridad divina, manantial de todas las autoridades legitimas;
Considerando que lejos de poner trabas a los gobiernos temporales, el reinado espiritual de Jesucristo con su doctrina es al mismo tiempo la salvaguardia de la moral, la fuerza de las leyes y el único medio de salvación para los pueblos;
…considerando que  los derechos soberanos de Jesucristo han sido demasiadas veces desconocidos y violados;
Acuden con confianza al Jefe Supremo de la Santa Iglesia; y uniendo su voz a las de 342 Cardenales, Arzobispos y Obispos del mundo entero, le suplican se digne instituir una fiesta litúrgica que, con el titulo de Jesucristo Rey Universal de las Sociedades, solemnice los derechos soberanos de la persona de Jesucristo, que vive en la Eucaristía y reina por su Sagrado Corazón en la Sociedad; y esto, para reintegrar en los espíritus los principios salvadores de la soberanía espiritual de Jesucristo sobre todas las Sociedades Civiles y temporales; para reparar la gloria de Cristo y para comunicar a los Católicos nuevas energías en  el cumplimiento de todos los deberes sociales.”

Habrían de pasar 2 años esa iniciativa de las Asociaciones Católicas de la Juventud en el Orbe Católico para que fuera coronada con el éxito obteniendo una victoria mayor, pues el pueblo mexicano que no anhelaba que el establecimiento de una fiesta de Cristo Rey en la liturgia de la Iglesia fuera únicamente reconocimiento de la soberanía espiritual del Redentor por medio del Sagrado Corazón, sino que significara reivindicación plena del imperio del Reinado Temporal de Cristo.
Lo que se cumplió con la erección de la Fiesta de Cristo Rey, establecida por su Santidad Pío XI, diciendo el respecto en su encíclica Quas Primas del 11 de diciembre de 1925:
”Habiendo pues, concurrido en este Año Santo tan oportunas circunstancias para realzar el reinado de Jesucristo, nos parece que cumpliremos un acto muy conforme a nuestro deber apostólico si, atendiendo a las súplicas elevadas a Nos, individualmente y en común, por muchos cardenales, obispos y fieles católicos, ponemos digno fin a este Año Jubilar introduciendo en la sagrada liturgia una festividad especialmente dedicada a Nuestro Señor Jesucristo Rey.” 
Este hecho glorioso del actual pontífice –esto se escribió a principios de octubre de 1938- ha venido a colmar nuestros ardientes anhelos de vasallos de Cristo; pero al mismo tiempo ha venido a colmarnos de un santo orgullo, porque cabedlo, señores, lo que determino al Vicario de Cristo a establecer esta festividad, según el mismo pontífice lo refirió a los Excmos. Señores Arzobispos Mora y del Río y González y Valencia, fue el movimiento ferviente de los mexicanos hacia la realeza de Cristo.
De origen mexicano, la nueva fiesta de Cristo Rey debería tener todas las características que habían concurrido en la proclamación del imperio de la realeza Temporal de Cristo, los rasgos fundamentales de lo que con esa proclamación se expreso en el Homenaje Nacional a Cristo Rey, tributado en México el 11 de enero de 1914:
“Enseñar al mundo que el Reinado Temporal de Cristo ES PACIFICO Y HAY QUE IMPLANTARLO, SOSTENERLO Y DEFENDERLO POR MEDIOS PACIFICOS NORMALMENTE, PORQUE CUANDO SE HACE NECESARIO DEBE IMPLANTARSE Y SOSTENERSE Y DEFENDERSE CON SANGRE DE MARTIRES Y HEROISMO DE CRISTEROS”
La nación mexicana coronó con la sangre de sus mártires su destino providencial y su misión histórica que solo a ella (la nación) concedió Dios. Y Fue por medio de la Epopeya Cristera que se reimplantó el reinado Temporal de Cristo.
Hermanos Mexicanos nos toca seguir nuestra misión de proclamar y dar a conocer que el Rey de Reyes, Nuestro Señor Jesucristo debe reinar en nuestra Vida, mente, familia, corazón…
Porque reina Jesucristo en la mente de los individuos con su doctrina, reina en el corazón con su caridad, reina en la vida de cada uno con la observancia de su ley y la imitación de sus ejemplos.
Reina Jesucristo en la Familia cuando está formada por la santidad del verdadero y propio Sacramento, conserva inviolado el carácter de Santuario, donde la autoridad de los padres sea un reflejo de de la Paternidad Divina, de la cual desciende y recibe su denominación. La obediencia y la piedad de los hijos que se asemeja a la niñez de Jesús de Nazareth, la vida y las conversaciones se inspiran en la pureza, en la paz y en la santidad de la Sagrada Familia.
Reina por siempre Jesucristo en la sociedad, cuando es reconocida y reverenciada la suprema y universal soberanía de Dios, con el origen divino y ordenación de los poderes sociales, de donde se derivan en lo alto la base y la norma de mandar y abajo el deber y  la nobleza de obedecer.
Con esto nos lleva al fin último del hombre o sea, LA ETERNA FELICIDAD y con esto hacerles más merecedores y más seguros de la posesión de los bienes temporales y eternos.
¡Viva Cristo rey!
LMV

BIBLIOGRAFIA

Bernardo Bergöend S. J. Del gran escritor católico mexicano Andrés Barquín y Ruiz. De la Colección “México Heroico de la editorial Jus. México  1968. Página 120 y siguientes.
Cristo, Rey de México. Andrés Barquín y Ruiz. De la Colección “México Heroico de la editorial Jus. México  1967.
El caso ejemplar mexicano.  Miguel Palomar y Vizcarra. De la Colección “México Heroico de la editorial Jus. México  1966. Página 174 y siguientes.
La Persecución Religiosa en México. Lauro López Beltrán. Editorial Tradición  Junio de 1991. Pag. 6, 56-58.
México Cristero. Tomo I. Antonio Rius Facius.  Páginas 70, 71 y 72. Editorial APC. Marzo 1992
Quas primas, carta encíclica. Del sumo pontífice Pío XI.


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