Entre los precedentes, está el caso del Padre jesuita Lavalette en Martinica, que fracasó en empresas comerciales que emprendió. Aunque lo hizo por su cuenta, la Cámara del Parlamento falló que las deudas debía asumirlas la Compañía. Jansenistas, enciclopedistas y absolutistas regios la emprendieron contra la Compañía de Jesús. Choiseul se salió con la suya y la supresión fue en 1762.
También los escritores habían dado una imagen ridiculizando a la Compañía, desde "Las Provinciales" de Pascal a "Fray Gerundio de Campazas" del Padre Isla, que era jesuita, pero ridiculizaba ciertas predicaciones por lo que se dieron por aludidos otros frailes.
También algunos obispos estaban celosos de la independencia de la que gozaban los jesuitas, que estaban directamente al servicio del Papa. Caso del Obispo Palafox.
Entre los más enconados perseguidores estaba el Conde de Aranda, que por sus embajadas estuvo en contacto con enciclopedistas y otros enemigos de la Iglesia, como se acredita por su correspondencia.
Manuel de Roda fue otro de ellos, Ministro de Gracia y Justicia.
Campomanes también, del que recientemente se ha podido ver su archivo particular, gracias a su familia. Defensor del regalismo regio y enemigo de cualquier limitación a ese poder.
También había un problema en los colegios jesuitas, entre la gente de pago y los beneficiados y cuando éstos últimos, los manteístas, llegan al poder, obrarán una suerte de venganza contra los colegiales, los ricos.
Con el apartamiento del Marqués de la Ensenada y la muerte de la Reina Madre, Isabel de Farnesio, se termina el tiempo favorable para los jesuitas en la Corte.
El asunto de los jesuitas en Paraguay fue otro caso, en defensa de los indígenas, que formaron toda una civilización en la selva, que los enfrentó con las pretensiones esclavistas y explotadoras de portugueses principalmente y de los gobernantes españoles que a cambio obtenían ciertos territorios que les garantizaban el dominio del Río de la Plata.
Carlos III llegó al poder de rebote, al morir sin descendencia sus hermanos mayores. Era un hombre débil y asustadizo, lleno de miedos, e influenciable.
Tanucci, primer ministro en Nápoles, puesto por Carlos III, de quien era consejero con mucha influencia, le influyó en el odio a la Compañía y consiguió suprimirla también en Nápoles.En vez de los jesuitas, hubo otros confesores reales, como Joaquín de Eleta, débiles y de poco entendimiento, apodado "Fray Alpargatilla".
El motín de Esquilache, por la mala política de Carlos III y su impopularidad, fue otro motivo para expulsar a los jesuitas, que nada tuvieron que ver en el asunto, pero a los que cargaron con las culpas.
El Embajador en Roma, José Moñino, por su trabajo cerca del Vaticano para conseguir la supresión de la Compañía, recibió el título de Conde de Floridablanca.
Carlos III acumuló miedo y rencor por la reacción del pueblo.
Aunque el primer informe dejaba fuera de culpa a los jesuitas, los conspiradores no se rindieron.
De resultas vino la expulsión, por sorpresa, haciendo prisioneros a todos los jesuitas y llevándolos a navíos que los alejaran de España y de América. Los de España fueron principalmente a Córcega. Fue en 1767.Las condiciones fueron penosas y muchos enfermaron y murieron.
Expulsados también de Córcega, recalaron en los Estados Pontificios.
Por fin, el Papa Clemente XIV cede a las presiones de las monarquías absolutistas, sobre todo de los Borbones, y decreta la supresión y extinción de la Compañía de Jesús en 1773 con el breve "Dominus ac redemptor".
Algunos jesuitas pudieron refugiarse en Alemania y en Rusia, que no publicaron el decreto papal.
El Padre Ricci fue quien tuvo que afrontar aquella amarga situación, un verdadero martirio que terminaría con su temprana muerte.
En el coloquio posterior le fue preguntado al profesor Lamet por el papel de la masonería en todo aquello y contestó que no constaba, porque sólo había una logia inglesa en Gibraltar. Pero claro, la relación de todos los protagonistas con los enciclopedistas e ilustrados franceses es evidente.
También se le recordó que los jesuitas volvieron a ser expulsados en 1931, con unas Cortes pobladas de masones y que volvieron en 1936 a la España nacional. Cosa que él sabe, naturalmente, pues es un especialista también. De hecho, su último libro de este año se centra en el Padre Huidobro y se titula
- Las trincheras de Dios. El factor religioso en la guerra civil española (Novela histórica), Mensajero, Bilbao, 2022.Tras la conferencia siguieron los corrillos y saludos. Entre los asistentes el ex ministro Otero Novas y el jefe del Movimiento Católico Español, José Luis Corral.
La Parroquia es la de María Inmaculada y Santa Vicenta María. Vicenta María López de Vicuña fue una religiosa católica española, fundadora de la Hermanas del Servicio Doméstico de la Inmaculada Concepción. Esta congregación recibió la aprobación del papa León XIII en 1888Se halla enclavada en el enjambre financiero de Cuzco, rodeada de altos edificios habitacionales y de oficinas, con unos modestos jardines que la humanizan y la convierten en un pequeño paraíso.
La arquitectura es moderna y funcional, espaciosa y luminosa.
El Santísimo Sacramento está en un lateral, apenas separado del Altar Mayor. Sin embargo, la misa de diario se celebra este día en ese Altar Mayor, no en el de la capilla.
Celebra el Padre Osmin Serrano Grillet, proveniente de la diócesis venezolana de Ciudad Guayana, y colabora en la parroquia desde el pasado mes de septiembre. Licenciado en Derecho Canónico, Máster en Doctrina Social de la Iglesia, estudiante de doctorado en Derecho Canónico y Capellán del Hospital Universitario La Paz.
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