viernes, 10 de noviembre de 2017

Madrid venera a su Patrona, la Virgen de la Almudena

 La Virgen de la Almudena, arropada por el pueblo madrileño, ha salido a las calles del viejo Madrid con motivo de su Festividad, el 9 de noviembre. Patrona de la Diócesis desde 1977, su fiesta va ganando importancia con el tiempo.


 La imagen fue trasladada desde la Catedral hasta la Plaza Mayor, donde tuvo lugar una Misa multitudinaria, con docenas de sacerdotes concelebrantes y miles de personas que abarrotaban la espaciosa plaza.
 La mañana fresca y soleada movilizó a mucha gente, siendo este año uno de los más concurridos.

 Muchos edificios estaban engalanados con la Bandera de España, no sólo por la festividad, sino en el marco del patriotismo que se vive en toda la geografía nacional con motivo de la intentona golpista en Cataluña.
 Fueron muchos los sacerdotes veteranos y los jóvenes, así como los seminaristas que se preparan para el sacerdocio.
 También hubo una representación del Seminario Menor, donde los más jóvenes disciernen su vocación sin perjudicar sus estudios normales.
 La Alcaldesa de Madrid, Doña Manuel Carmena, renovó el voto de la Villa y el compromiso de hacer de Madrid una ciudad acogedora y abierta, sensible a la ecología y mientras tejemos desde el orden de los valores una fraternidad universal, que apueste por la inclusión social y la convivencia en paz.
Un tono muy similar fue el que empleó el Señor Cardenal Arzobispo de Madrid, Su Eminencia Don Carlos Osoro, insistiendo sobre la misericordia y hacer presente el rostro de Dios en todos los hombres.
Hizo una crítica a la política que prescinde de Dios:
¿Solamente los bienes materiales, los problemas sociales, económicos o políticos? Es verdad que son una realidad. Pero el gran error de las tendencias dominantes en este siglo pasado fue falsificar la existencia, haciendo una amputación de la realidad fundante y decisiva que es Dios.... es más, sin Dios esta se falsifica.
Monseñor Osoro defendió la cultura de la vida, desde el inicio hasta la muerte. Con esta hábil fórmula no tienen por qué darse por ofendidos y señalados los partidarios del aborto y la eutanasia. Porque ellos consideran que el inicio de la vida es el nacimiento. Y la muerte es la muerte y es de mal gusto llamar eutanasia a la muerte dulce.

 Al final, la Virgen María salió por uno de los arcos de la Plaza Mayor, entre vivas y aplausos.
 El Señor Cardenal iba saludando y bendiciendo. Le acompañaron en la celebración el Cardenal Rouco, el Nuncio de Su Santidad, Monseñor Renzo Fratini, el Arzobispo Castrense, Monseñor Juan del Río,  el Obispo Auxiliar, Monseñor Martínez Camino, y el Auxiliar de Getafe, Monseñor Rico Pavés.
 Una banda del Ejército acompañó la celebración. Tras la Consagración interpretó el Himno Nacional.
 Numerosas congregaciones desfilaron en la procesión. Aquí la Congregación de las 40 Horas.
 Y la Legión de María.
 Pasaron por las calles típicas, como la de la Sal, donde el simpático Relojero sigue dando las horas.
Cerca, el Cuartel de Pontejos, de donde salieron para detener y asesinar a Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936.

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