Misa en El Pilar. Concretamente en su capilla, donde está su imagen sobre la Columna y se la venera especialmente. Sábado por la mañana, que no es de precepto. Y todo lleno de público hasta el coro. Mientras en la nave principal y en el Altar Mayor se está celebrando otra Misa, lo que es audible por los cánticos.
La Capilla está concebida como un baldaquino dentro de la Basílica. Es uno de los más conseguidos logros del barroco clásico español, concebido por Ventura Rodríguez y culminado por Ramírez de Arellano.
Concelebran tres sacerdotes, uno de los cuales dirige los cantos con hermosa voz. Durante la Comunión es el "Cantemos al Amor de los amores". Se trata del Padre José Ignacio Dallo, diocesano de Pamplona, director del quincenal "Siempre p'alante" y organizador de las Jornadas por la Unidad Católica de España que se están celebrando en la ciudad cesaraugustana.
Esta capilla está llena a todas horas y se respiran gran devoción y profunda piedad. Cuántas peticiones a la Madre Medianera de todas las Gracias, que nos honró con su primera aparición milagrosa en este santo lugar, cuando aún ella vivía en esta tierra con su carne mortal, para confortar y animar al Apóstol Santiago el Mayor, en cuya casa en Tierra Santa vivía, en compañía de Juan el Evangelista, el Discípulo amado a quien le fue confiada en el árbol de la Cruz. Y a Ella como Madre de él en representación de todos nosotros.
El Altar Mayor es formidable, gótico en alabastro de Damián Forment.
Tras la confesión, posible en este lugar porque siempre hay confesores, y el beso a la columna, que tiene un profundo hoyo de tantos millones de besos como ha recibido, entre las muchas maravillas del templo vemos este recuerdo y esta imagen de una de las tres primeras beatificadas por la Iglesia de la persecución religiosa de los años 30, la carmelita de Guadalajara María del Pilar.
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