La Misa fue cantada "De Ángelis", tanto por las monjas como por los fieles asistentes.
Su Eminencia Reverendísima habló del Día del Domund y la necesidad primera de evangelizar, que es la máxima caridad que podemos hacer. Hoy en día se ha llegado a la necesidad de evangelizar a una sociedad descreída, a la que ya San Juan Pablo II alertaba en Santiago de Compostela un 9 de noviembre de 1982: "Europa, vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes".
El Evangelio nos habla de "dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César". Estamos así porque se le ha dado al César lo que es de Dios. Por eso tenemos que misionar también en el interior, en los países que fueron misioneros. Hace poco me decía el Obispo de Bilbao que allí de cada 3 niños nacidos sólo se bautizaba uno.
Durante la oración de los fieles, el Cardenal Rouco añadió de su cosecha: "Pidamos por España, por su Unidad y porque sea fiel a sus raíces, con paz y fraternidad".
Durante la plegaria por la Iglesia pidió por nuestro Obispo Carlos y su Obispo Auxiliar, Juan Antonio.
Consagración. A pesar de su edad, el Cardenal no evitó ninguna de las genuflexiones prescritas.
Su Eminencia repartió la Sagrada Comunión.
La Bendición final. Después, Exposición del Santísimo Sacramento con el "Pange lingua" cantado.
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