Beatificación de mártires de la Guerra Civil en Granada

 

En la catedral de Granada se celebró el pasado 26 de febrero la ceremonia de Beatificación de 16 mártires granadinos asesinados por los rojos en 1936, casi todos sacerdotes, un seminarista y un laico. Todos de la provincia, pues la capital quedó en poder de los nacionales, gracias a lo cual no hubo muchas más víctimas. Cabe recordar que el obispo de Guadix, asesinado junto con el de Almería, ya fue beatificado hace años.

Entre los asistentes, grupos de religiosos, algunos de ellos bastante jóvenes.

Al principio había algunos huecos, pero se fueron llenando en el transcurso de la ceremonia, hasta unos 3.000 asistentes.

Tras leerse el mandato pontificio para la Beatificación, el cuadro de los mártires fue elevado en el Altar Mayor, a la vista de todos.

Con el Cardenal Semeraro, Delegado Papal, concelebraron el Arzobispo de Granada, Monseñor Javier Martínez, el cardenal Cañizares, que también fue Arzobispo de Granada, el Nuncio de Su Santidad, Bernardito Auza, el Auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino y otros obispos, sobre todo de las diócesis limítrofes. Además, 120 sacerdotes.

El Cardenal Marcello Semeraro fue muy genérico en la homilía, alabando el testimonio de los mártires, sin mayores referencias a los autores de los crímenes, en "un contexto anticristiano". Nada que pudiera molestar a los políticos, aunque sí aludió a las placas que honran la memoria de los mártires desde hace muchos años, a ambos lados del altar mayor.

Al lado de una de esas placas pasaron al entrar y al salir, no sabemos si se detendrían a leerlas.

La placa es mejor que toda la homilía: NUESTROS SACERDOTES INMOLADOS POR EL MARXISMO. MDCCCCXXXIX AÑO DE LA VICTORIA.

Esperamos que también pudieran fijarse en los magníficos escudos con el Águila de San Juan, de 500 años de antigüedad, que los bárbaros talibanes de hoy en día, continuadores ideológicos de los asesinos de los mártires, persiguen con saña.

 Así como también en la inscripción que resiste el paso del tiempo en las nobles piedras de la catedral granadina, la de otro mártir contemporáneo de los beatificados: José Antonio Primo de Rivera.

En la calle, ambiente abigarrado y festivo, con buen tiempo.