jueves, 8 de abril de 2021

Oficios de Semana Santa en San Romualdo

 La madrileña Parroquia de San Romualdo, en Ascao, ha vivido con recrecida devoción los Oficios de Semana Santa, que no se pudieron celebrar públicamente el año pasado. Los fieles llenaron el templo con las distancias obligadas por la alarma sanitaria, aunque algunos debieron seguirlos desde el atrio. El Jueves Santo, Día de la Cena del Señor, comenzó con la procesión solemne de entrada.
Concelebraron cuatro sacerdotes, todo un lujo en estos tiempos.
 

El Viernes Santo es el único día del año en el que no hay Misa propiamente dicha, se celebra la Adoración de la Cruz, la Muerte del Señor, y se comulga luego con la reserva eucarística del día anterior. Entra el Crucifijo en el Templo, velado por un paño morado.

Se desvela un brazo, luego otro, luego la cabeza, hasta que queda expuesto todo el Crucifijo, mientras se canta y reza.


Por fin, el Cristo es expuesto a todos, que luego pasan de uno en uno haciendo un signo de adoración, que habitualmente era un beso en los pies, pero que ha sido sustituido por una inclinación de cabeza o genuflexión por causa de la pandemia.

Don Miguel Forcada Barrero preside la concelebración y predica.

El Sábado Santo comienza la Vigilia Pascual a oscuras, encendiendo un cirio en el atrio, de cuya luz irán prendiendo las velas que portan los fieles.

Poco a poco se va haciendo la luz, hasta que todo se ilumina mientras se entona un Gloria triunfal y las campanillas suenan sin cesar.


 
Es el Párroco, Don José Ramón Fernández Aranda, quien predica y proclama el triunfo de Cristo.
La Noche de Pascua trae consigo el Bautismo de dos jóvenes neófitos, acompañados de sus padrinos, que se convierten así en Hijos adoptivos de Dios.

El Cirio Pascual encendido les precede camino de la Pila Bautismal.

Consagración, rodillas al suelo, incienso y silencio.

¡ CRISTO HA RESUCITADO ! ¡ ALELUYA!


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