lunes, 19 de febrero de 2018

La Iglesia más fea, pero de 4 pobres: Dominicos de Conde de Peñalver.

 Iglesia fea de solemnidad. Pero de 4 pobres, o sea, iglesia de postín. Porque al igual que hay comedores de 1 a 5 tenedores y hoteles de 1 a 5 estrellas, hay iglesias pobres, con un solo pobre pidiendo a su puerta; de dos pobres, que ya tienen cierta categoría; de tres pobres, importantes; y de 4 pobres, importantísimas. Bueno, pues Nuestra Señora del Rosario de Fátima, regentada por los Padres Dominicos, debe ser de las importantísimas, porque 4 pobres solicitaban el favor de los feligreses este domingo.
Fea de solemnidad porque parece un hangar de aviación o un búnker anti-nuclear. Hormigón por toneladas.

5 misas los días de diario y 9 los festivos, si contamos las vísperas, confirman que mucha gente de este Barrio de Salamanca cumple no sólo con el precepto, sino con la devoción. Además, es un vivero de actividades, centro de reuniones y convento para los monjes dominicos. Funcional sí que resulta.
 La Misa de 10 de la mañana está como a la mitad de su capacidad. Esos inmensos muros vacíos se deberían rellenar con una decoración apropiada. Imaginen cómo quedaría este templo si lo cogen los ortodoxos, que no dejan un centímetro sin cubrir de pinturas e iconos. Qué cielo se podría pintar en su techumbre y que retablo tan espectacular haría la pared del altar. El Sagrario, escondido quién sabe dónde.
 La Misa de 12 la celebra un dominico que exhibe la clásica elocuencia de la Orden de Predicadores: conceptos ágiles y rápidos, hilación de los argumentos, elegancia en el movimiento de brazos y manos. Pero la secularización también llega a este señorial barrio. Es una señora la que coloca en el Altar cáliz y formas. Ella misma y otro caballero ayudarán al celebrante a repartir la Sagrada Comunión, no obstante haber una comunidad de dominicos, mientras suena una música enlatada.
Casi lleno, incluida gente en la inmensa platea del coro, de todas las edades, incluidos matrimonios jóvenes con niños. Apenas jóvenes, pero en esta barriada es típico que los jóvenes llenen las misas vespertinas de los domingos, pues las mañanas descansan del ajetreo de la noche ibicenca.
 Eso sí, al final el celebrante sale a la puerta para saludar a los feligreses, acogedor y amable.
 En contraste, la antigua iglesia neogótica, de 1918, derribada en 1967 para construir el inmenso mamotreto, mucho más funcional y con capacidad, eso sí. Parte se destinó a otro inmueble moderno, por lo que habría también un rendimiento económico, seguramente más determinante que esos supuestos aires del Concilio a los que tratan de echar la culpa. No sé en qué parte del Concilio se dice que se construya según el brutalismo propio del nuevo templo.
Me recuerda una vez que en Jaén vi a un confesor que estaba en un confesionario justamente aserrado por la mitad y le pregunté que quién le había robado la mitad del confesionario. Me contestó que era así como decía el Concilio. Yo le dije que bastantes culpas arrastraba ya el Concilio como para echarle también la culpa de estos desaguisados.
 Así fue la preciosa iglesia neogótica, construida en 1918, que cumpliría ahora su centenario, de Nuestra Señora del Rosario de Filipinas.



5 comentarios:

Unknown dijo...

Jesús! Nunca oí que se tirara una Iglesia para hacer otra más moderna. Es fea con ganas, que pena.

Unknown dijo...
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puertolas dijo...

Lo mismo pasó con la del Buen Suceso, en la calle Princesa de Madrid.

vixente dijo...

Bueno, feo depende, somos muchos a los que nos gusta el brutalismo, torres blancas, el edificio Princesa, esta iglesia de los dominicos. Otra cosa es que no estoy de acuerdo en tirar lo viejo pero a mi me parece una preciosidad.

Anónimo dijo...

Queridos amigos, tendréis que cuidar la renovación de esas neuronas, sobre todo quien ha escrito el artículo. Me temo que si fuerais nacidos allá por el siglo XI ó XII os hubiera parecido una aberración el gótico, que tanto se alaba, como neo, en esas imágenes de repostería que ilustran el escrito.
El hormigón es uno de los materiales más impresionantes de la arquitectura del s. XX, y así se ha demostrado en tantas y tantas ocasiones. Y la opacidad de la fachada no es ni más ni menos que la exigencia de aislamiento de un convento.
Yo era joven cuando se hizo y me flipó, así que ya han pasado casi 60 años, y algunos todavía no se han enterado