S.E.R. Don Antonio María Rouco Varela, Cardenal y Arzobispo emérito de Madrid, presidió la celebración de la Vigilia de la Inmaculada en la Basílica de la Merced, simultáneamente con otras celebraciones en la Catedral, presidida por el actual Arzobispo, Cardenal Osoro, y en la Basílica de María Auxiliadora, con el Obispo Auxiliar, Martínez Camino, al frente. Además de muchas otras en diversas parroquias y santuarios.
La Basílica de la Merced se encontraba repleta de fieles. Otro mentís a la leyenda urbana de que las iglesias están vacías. Sí, cuando no hay nadie. Primero se rezó el Santo Rosario, dando un testimonio en cada misterio un joven cristiano. Pero no hubo el habitual discurso de un seglar. La ceremonia tiende a simplificarse. El coro cantó primorosamente.
7 sacerdotes concelebraron con el Señor Cardenal, entre ellos el Vicario de Zona y el Rector del templo.
En su homilía, el Cardenal Rouco habló de la pérdida del sentido del pecado y de que los cristianos del viejo mundo cristiano estamos asediados por las fuerzas del mal. La palabra España sonó en su boca 10, 12, 15 veces, sin los complejos de otros. Habló de la reciente crisis, de la unidad y de los principios que hicieron grande y fuerte a España. En su homilía y en su bendición final recordó el patronazgo de Santiago y de la Inmaculada y pidió justicia, concordia y paz.
Monseñor Rouco dio personalmente la comunión a muchos fieles, además de otros sacerdotes que se pusieron en diversos puntos para que se pudiera comulgar con cierta rapidez, aunque sin prisas.
Al final, despedida y hasta el año que viene, si Dios quiere.
Durante la víspera y la festividad de la Inmaculada, los templos registraron gran afluencia de fieles. Esta foto es de las 20,30 h. en la Basílica de la Concepción, calle Goya de Madrid. La misa ordinaria, tras otras celebraciones solemnes. Otro rotundo mentís a la supuesta vaciedad de los templos.
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