Sin alardes, sin grandes anuncios, se están celebrando misas, actos de adoración y reparación por España. Casi en el silencio de las catacumbas, como preparando tiempos venideros, pero muy conscientes del grave peligro que sufren España y la Iglesia. Pequeños grupos, en oratorios privados, sin buscar protagonismo, sin afán de dominio ni de poder. Como en este caso, la misa tridentina, pero que también se hacen con el novus ordo. Y además....
El Santo Rosario, la Adoración al Santísimo y la Bendición solemne, la predicación y la meditación, la invocación a la Divina Misericordia.
Hay una Iglesia callada, orante, sufriente y valiente.
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