El espectacular retablo del Altar Mayor es obra cumbre del barroco y el único que queda en la ciudad de Madrid de aquel inspirado autor llamado José Benito de Churriguera Ocaña (1665-1725). La primera imagen del centro representa a San Raimundo de Fitero, fundador de la Orden de las Calatravas. Por encima, la Inmaculada. Por último, el Divino Salvador, dueño del orbe representado por una esfera terráquea que sostiene en su mano izquierda mientras bendice con la derecha.
Poco antes de la celebración llegó el Obispo Auxiliar de Madrid, Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, que presidió la Santa Misa, concelebrada con 9 sacerdotes más.
La homilía fue pronunciada por el Delegado Episcopal para la Causa de los Santos, Rv.P. Don Alberto Fernández Sánchez. Comenzó con la añoranza que nos suscita el otoño, cuando las hojas de los árboles caen luego de mudar su natural color y las ramas de los árboles se alzan desnudas hacia el cielo, como figura de imploración y súplica.
Así se nos presentan también las figuras de los mártires, que imploran por nosotros, dándonos ejemplo con sus vidas llenas de amor a Cristo y a los hermanos, incluidos aquellos que los mataban.
Don Alberto relató el caso de las 7 salesas de la Visitación que fueron apresadas en un semisótano y transportadas en una furgoneta para darles muerte. Una de ellas se escapó casi sin saber cómo, pero reaccionó y volvió más tarde para entregarse, siendo asesinada también, para recibir la palma del martirio junto a sus hermanas.
Momento de la Consagración, con los acólitos arrodillados en las gradas del altar, incensando al Señor Dios que se ha hecho presente.
La Comunión pudo hacerse de rodillas merced al buen comulgatorio, cosa que aprovecharon la mayoría de asistentes. Fue repartida personalmente por el Señor Obispo. Al final, el coro cantó "Ánima Christi".
Antes de terminar, incensación del icono de los Mártires madrileños de la persecución religiosa del siglo XX, mientras el coro cantaba su himno propio.
Bendición final y canto del "Salve, Regina".
Los celebrantes y acólitos salieron procesionalmente, tal y como habían entrado.Una foto para recordar el momento: José Luis Corral y Joaquín Guerrero, venido expresamente desde Málaga.
Posteriormente se desarrolló una conferencia del Prelado asturiano y auxiliar de Madrid, que se ha convertido en uno de los mayores expertos e impulsores de la Causa de los Mártires.
Cifró entre 3 millones y varias decenas de millones los mártires a lo largo de la historia de la Iglesia. Pero en todo ese tiempo sólo hubo 17 casos en los que consta expresamente el perdón de los mártires a sus verdugos. Sin embargo, en los mártires españoles del siglo XX es una constante ese otorgamiento del perdón e incluso el mandato de seguirlo a sus familiares más directos como esposa e hijos.
Monseñor Martínez Camino se detuvo esta vez en los mártires de Nembra, tan bien glosados por el sacerdote Don Ángel Garralda. Un seglar era padre de 12 hijos. Otro, de 7 hijos. Uno ya estuvo a punto de morir en la Revolución del 34 y ya desde entonces mandó a la mujer e hijos que perdonaran. Y un breve momento que pudo ver a su hija pequeña gracias a un ardid del maestro de la escuela, que estaba junto al encerramiento, fue lo que le reiteró y mandó.
También se refirió Don Juan Antonio a otros mártires del siglo XX, como el genocidio armenio por parte de los turcos y los millones de víctimas del comunismo. También a los que fueron mártires en Alemania, como las hermanas Stein, convertidas desde el judaísmo y que tomaron el hábito del Carmelo. O como Josef Mayr-Nusse, ítalo-alemán del Tirol, que se negó a prestar juramento de lealtad al Führer por impedírselo su conciencia como católico.
Recordó también la terrible destrucción que sufrió Alemania, completamente arrasada por los bombardeos, con 5 millones de soldados muertos y millones de desplazados de regiones que pasaron a formar parte de otros países.
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