jueves, 18 de enero de 2018

El Papa exhorta a amar a la Patria

El Papa Francisco ha exaltado el amor a la Patria en su discurso a los jóvenes en la vigilia tenida con ellos en el santuario de Maipú, Santiago de Chile como acto final en la capital de su visita apostólica. Les recordó la importancia del amor a la patria: 

El amor a la patria es un amor a la madre, la llamamos “madre patria” (…) Por eso quise empezar con esta referencia de la madre, y de la madre patria. (…) Si no sois patriotas, no vais a hacer nada en la tierra. (…)

 

(ACI).- El Papa Francisco se encontró la tarde de este miércoles 17 de enero con miles de jóvenes, a quienes les propuso guardar una especial contraseña en el corazón que les ayudará en su camino a la fe.
El Santo Padre les dio a los miles de fieles una contraseña, tomada de una pregunta que con frecuencia se hacía el conocido santo chileno, San Alberto Hurtado: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”
En medio de un gran ambiente de fiesta en el Santuario Nacional de Maipú en Santiago de Chile, el Santo Padre fue recibido por el himno de la visita del Papa a Chile “Mi paz les doy”, entonado por el cantante Américo y una pequeña niña.
Allí, el Papa se encontró con miles de jóvenes que lo esperaron desde la mañana para poder estar con él y que lo recibieron con el lema instaurado por los participantes de la JMJ Madrid 2011: “¡Esta es la juventud del Papa!”
Tras el saludo inicial, tres jóvenes presentaron a Francisco una cruz de color azul a la que el Papa le colocó una cinta roja, en señal del compromiso de los jóvenes de trabajar “por un Chile mejor”.
Antes de las palabras del Pontífice, los presentes oyeron el testimonio de Ariel Rojas, quien compartió algunas reflexiones con Francisco sobre la vivencia de su generación en el Chile de hoy, “distinto al que recibió a Juan Pablo II hace 30 años”.
En sus palabras, Rojas prometió al Santo Padre las oraciones de todos los jóvenes para que sean “su respaldo cuando se sienta agotado por sus infinitas tareas como Sucesor de Pedro, el Papa, nuestro Papa”.
En el encuentro se leyó un pasaje del Evangelio de San Juan en el que Jesús les dice a unos jóvenes que quieren saber dónde vive y el Señor les responde “vengan y lo verán”; y en el que el Hijo de Dios elige a Pedro como su apóstol.
La contraseña para la vida
En su meditación, el Pontífice compartió una anécdota de una ocasión en que le preguntó a un joven que era lo que más le molestaba.
“’Cuando al celular se le acaba la batería o cuando pierdo la señal de internet’. Le pregunté: ‘¿Por qué?’. Me responde: ‘Padre, es simple, me pierdo todo lo que está pasando, me quedo fuera del mundo, como colgado. En esos momentos, salgo corriendo a buscar un cargador o una red de wifi y la contraseña para volverme a conectar’”.
Esta experiencia, dijo el Papa, le hizo pensar “que con la fe nos puede pasar lo mismo. Después de un tiempo de camino o del ‘embale’ inicial, hay momentos en los que sin darnos cuenta comienza a bajar ‘nuestro ancho de banda’ y empezamos a quedarnos sin conexión, sin batería, y entonces nos gana el mal humor, nos volvemos descreídos, tristes, sin fuerza, y todo lo empezamos a ver mal”.
“Al quedarnos sin esa ‘conexión’ que le da vida a nuestros sueños, el corazón comienza a perder fuerza, a quedarse también sin batería y como dice esa canción (“Aquí”, del conocido grupo chileno La Ley): ‘el ruido ambiente y soledad de la ciudad nos aíslan de todo. El mundo que gira al revés pretende sumergirme en él ahogando mis ideas”.
Francisco explicó que “sin conexión, sin la conexión con Jesús, terminamos ahogando nuestras ideas, nuestros sueños, nuestra fe y nos llenamos de mal humor. De protagonistas —que lo somos y lo queremos ser— podemos llegar a sentir que vale lo mismo hacer algo que no hacerlo. Quedamos desconectados de lo que está pasando en ‘el mundo’. Comenzamos a sentir que quedamos ‘fuera del mundo’, como me decía ese joven. Me preocupa cuando, al perder ‘señal’, muchos sienten que no tienen nada que aportar y quedan como perdidos”.
Luego, el Papa arengó a cada joven: “nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie. Nunca. Ese pensamiento, como le gustaba decir a Hurtado, ‘es el consejo del diablo’ que quiere hacerte sentir que no vales nada… pero para dejar las cosas como están. Todos somos necesarios e importantes, todos tenemos algo que aportar”.
El Papa destacó asimismo una regla de oro de San Alberto Hurtado, una “contraseña” esencial para afrontar la vida, que era una pregunta: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?’. En la escuela, en la universidad, en la calle, en casa, entre amigos, en el trabajo; frente al que le hacen bullying: ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’. Cuando salen a bailar, cuando están haciendo deportes o van al estadio: ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’”.
Esa, dijo, “es la contraseña, la batería para encender nuestro corazón, encender la fe y la chispa en los ojos. Eso es ser protagonistas de la historia. Ojos chispeantes porque descubrimos que Jesús es fuente de vida y alegría”.
Tras recordar que los jóvenes deben ser protagonistas de la historia, el Papa alentó a que “salgan ‘al tiro’ al encuentro de sus amigos, de aquellos que no conocen o que están en un momento de dificultad”.
“Vayan con la única promesa que tenemos: en medio del desierto, del camino, de la aventura, siempre habrá ‘conexión’, existirá un ‘cargador’. No estaremos solos. Siempre gozaremos de la compañía de Jesús, de su Madre y de una comunidad”, exhortó.
Francisco dijo también a los jóvenes que “si no usan la contraseña se van a olvidar. Cárguenla en el corazón. Repítanla y úsenla ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’”
“La usarán todos los días, y llegará el momento en el que se la van a saber de memoria, y llegará el día en que, sin darse cuenta, el corazón de cada uno de ustedes latirá como el de Jesús”, subrayó.

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